Sofía hasta en la sopa

Siempre me ha sido difícil comprender eso de la monarquías, y de cómo las sociedades actuales sobreviven pregonando devoción a una familia que dicho sea de paso, están al margen de las estructuras de gobierno y de poder, como ocurría en los viejos tiempo. La palabra del rey, no es la última palabra, sin embargo, las decisiones que toma pueden constituirse en dogmas morales en los súbditos de la gran nación. En España, hablar de la familia real, es hablar con guantes blancos y paños de seda para no afectar la sensibilidad de muchos, empero, también existen, y no son muy pocos, los detractores de la monarquía, quienes optimistas, consideran que a la familia real le quedan muy pocos años de existencia. Mientras tanto, la familia real continúa siendo manterial mediático de recelo, y para muestra un botón: el nacimiento de la tercera en la línea sucesora del actual Rey Juan Carlos. Ayer, cuando me recuperaba de un desvelo provocado y recostado en un cómodo sofá del apartamento de Concha Espina, veía cómo la programación de Antena 3 era interrumpida a las 13.00 horas porque un monovolumen con vidrios polarizados anunciaba el ingreso de la princesa Letizia al hospital Rúber Internacional, el día había llegado, y el nacimiento de la segunda hija de los príncipes haría de la familia real la noticia más importante del fin de semana. Poco a poco los demás canales de televisión hacía enlaces en directo, con imágenes esporádicas de la vida de el príncipe Felipe de Borbón, de su esposa y de la infanta Leonor, la primera hija de los Asturias. Una de las reporteras, haciendo alarde de la improvisación para llenar los espacios de televisión y como preámbulo para la noticia del alumbramiento, relataba cómo decenas de periodistas habían hecho vigilia frente al centro hospitalario para tener la primicia de la llegada al mundo de la octava nieta de los Reyes. Hubo quienes estuvieron frente al hospital desde hacía dos semanas. Con la torpeza de la somnolencia, veía las imágenes repetitivas, una y otra vez, con la misma noticia, hasta que a las 17.28 horas la misma reportera, con ojos cansados, mostraba a la audiencia el sms que la prensa del Palacio Real enviaba a los periodistas donde anunciaba el nacimiento de la hermana de Leonor. De inmediato la noticia corrió como agua de río. Y, al mismo tiempo que la televisión, los otros medios electrónicos llenaban sus espacios principales con la noticia: Habemus princesam, era niña, ya se sabía, y se llamaría Sofía como la abuela, también ya se sabía. El príncipe Felipe de Borbón, sucesor directo de la corona española, salía casi dos horas después anunciando la noticia. Creí que ya había pasado todo. El televisior dejó de transmitir imágenes, sólo quedaban los comentarios en las calles. Me imaginé que todo había pasado y que dejarían en paz la noticia. Pero, la sorpresa de este día, al pasar cerca de los kioskos de prensa, era que en casi todos los periódicos continuaba siendo la noticia más fuerte, y creo que habrá más Sofía, hasta en la sopa.

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