¡El Anticristo ha llegado!

El mundo está lleno de locuras y corduras y de locos que los siguen. De personas dignas de merecer una reconocida admiración por sus luchas incasables para sacar de la ignorancia a la humanidad, y de otras que simplemente se aprovechan de la “ingenuidad” disfrazada de “idiotez” de quienes padecen necesitadas espirituales o afectivas. Faltos de esperanza.
El sábado pasado en la Glorieta del Marqués de Vadillo, Madrid, hubo un hecho poco peculiar. Al menos 25 personas, en su mayoría latinoamericanos, se congregaron para respaldar la convocatoria mundial hecha por la agrupación neo sectaria “Creciendo en Gracia”. Este grupo que en la última década ha levantado revuelo en el mundo cristiano, agnósticos, ateos, escépticos, en general, en todos. Pues resulta que su líder se ha autoproclamado “El Anticristo”. Asegura que ha recibido la unción de Dios y que Jesucristo se ha apoderado de su cuerpo, transformando la doctrina o adaptándola a su personal punto de vista. José Luis de Jesús Miranda, dice ser “el iluminado” y como tal, ha aprovechado una campaña mediática y se ha volcado en una cruzada global llevando una transformada doctrina religiosa. Son 26 países y registran 100 mil seguidores. La mayoría de ellos asentados en poblaciones latinas de Estados Unidos. De hecho su sede está en Miami.
No intentaré debatir sobre la doctrina de Miranda. Cada quien hace de su vida lo que quiere y si este auto llamado “Apóstol” ha logrado que quienes creen en él se tatúen su foto bordeada por el temido 666 y SSS, pues allá ellos. Nuestro mundo está lleno de finas formas de contemplar la existencia y de formas tan absurdas que pecan de ingenuas e ignorantes. Es increíble que los fanatismos del medioevo continúen vigentes, en pleno 2007. Nuevo siglo, siglo de la globalización de la información, de la democratización de la inteligencia, aún continúen los explotadores de la torpeza y la superstición. Y lo peor, sigan vivas esas formas fanáticas de obligarte a que entregues a su dominio tu espíritu y te vendas a cualquier cosa que ellos llaman “Iluminación”. Ya hemos visto precedentes con otras sectas que organizaron aquellos suicidios masivos para alcanzar el cielo. En las entrevistas que le han hecho a Miranda dice haber alcanzado un nivel mucho mejor que las prédicas de Cristo hace 2 mil años. “Soy más grande que Cristo y predico mejor que él”. Miremos esto desinteresadamente. Y no es que las religiones base sean lo mejor. Pero alguien que sale de la nada, que tiene una vida no muy ejemplar, que gusta de la opulencia y de los placeres de la carne, venga con el cuento de haber encarnado a Jesucristo, es un poco –poquito- ingenuo. ¿Dónde ha quedado la posibilidad de entendimiento? ¿Quién se ha devorado las leyes de la lógica para encontrar más o menos un camino de vida sin complicaciones?. Hay de líderes a líderes. Lo cierto del caso es que su polémica secta ha logrado concatenar en similitudes conocidas. Llenarse el bolsillo vendiendo esperanza. Cambiar ilusiones por un enriquecimiento que siempre queda al descubierto –dicen por ejemplo, que gusta de viajar en limosina cuando asiste a un congreso y le encanta viajar en primera clases-. No sé si lo veremos en Guatemala. Debería de llegar, negarle el pase de entrada significaría jugar en la misma ingenuidad. Además, tenemos la libertad de culto. Si yo en cualquier momento se me ocurre depositar mi fe en mi chucha, estoy en mi derecho. Muchos me considerarán un loco. Pero, constitucionalmente –paradójico en una sociedad laica- estoy en mi derecho. No me lo pueden negar. Pronto descubriré que soy un tonto y que mi chucha no me brindará un consuelo espiritual. Allá ellos, allá nosotros, allá todos. Acá en Madrid no tuvo eco la manifestación. No sé cómo estuvo en Guatemala, pero me parece que no llegó con el impacto que esperaban. Los 25 pelones que se acercaron a la plaza parecían contentos por su creencia. Dijeron a la prensa que anunciaban la llegada del “Anticristo” en el cuerpo de Miranda. Denunciaron que la Iglesia Católica ha mentido toda la vida y que evangelizarán con su doctrina a toda Europa. Después fueron por unas cañas y siguieron con sus vidas normales. Así es el mundo. Así estamos. De locos y cuerdos todos pecamos. Unos más que otros.

Fotografía tomada de elmundo.es