De Lula, la iglesia y los preservativos
Recuerdo que la iniciativa presentada por Zury Ríos ante el Congreso de la República de Guatemala, acerca del libre acceso a los métodos anticonceptivos en el país, despertó una polémica inusual. Enfrentó a la Iglesia con los grupos pro derechos humanos y activistas que abogaban por la libre determinación de las familias de decidir acerca de la procreación de sus hijos.
Por mi parte, apoyaba la apertura de información y acceso a los sistemas de prevención de embarazos, como una medida acertada para la planificación familiar. Pero, luego de discusiones encendidas y una búsqueda infructuosa de un consenso, ya no se habló del tema. Las balas, la desconfianza y los papeles firmados terminaron en lo mismo.
Esto lo recordé ahora que leo que en Brasil, el gobierno del presidente Lula ofreció, dentro de su Plan Nacional de Planificación Familiar, preservativos y píldoras anticonceptivas con un 90% de descuento, desafiando a la Iglesia Católica y al mismo Benedicto XVI, quien hace pocos días estuvo predicando sobre la condena del aborto, las relaciones prematrimoniales, las bodas gay y el uso de anticonceptivos.
Recuerdo la palabras de Lula frente al Sumo Pontífice, y era que su postura contraria al tema del aborto. Rechazaba el aborto de cualquier tipo. Sin embargo, le recordó que esa era su opinión personal, mas no como jefe de Estado, y bajo esa etiqueta aseguró que su obligación era respaldar la decisión conjunta y abordar la temática como un asunto de salud pública. Siempre bajo la premisa de que el Estado brasileño era laico.
Brasil y Guatemala tienen algo muy en común: la desigualdad social. Guatemala está rozando los 13 millones, con un crecimiento poblacional de 2,6% anual y una incidencia de adolescentes embarazadas alarmante. Brasil, está por arribar a los 190 millones de habitanes, y los medios de comunicación revelan que la deserción estudiantil por maternidad precoz es cada vez más frecuente.
Lula desafió a la misma Conferencia Episcopal, quienes le pedían prudencia en abordar el tema. Y con una camapaña publicitaria de grandes proporciones, lanzará al mercado 50 millones de preservativos al año a un precio minúsculo de 0.40 centésimas de real.
También venderán con el mismo descuento 4 millones de ampollas inyectables de anticonceptivos que se distribuirán en 10 mil puntos de venta por todo el país. En total, el Gobierno invertirá 100 millones de reales (casi 400 millones de quetzales).
Veremos en unos años cuál será el resultado de este aventurado proyecto y el grado de aceptación que tendrá en las familias brasileñas.
Por mi parte, apoyaba la apertura de información y acceso a los sistemas de prevención de embarazos, como una medida acertada para la planificación familiar. Pero, luego de discusiones encendidas y una búsqueda infructuosa de un consenso, ya no se habló del tema. Las balas, la desconfianza y los papeles firmados terminaron en lo mismo.
Esto lo recordé ahora que leo que en Brasil, el gobierno del presidente Lula ofreció, dentro de su Plan Nacional de Planificación Familiar, preservativos y píldoras anticonceptivas con un 90% de descuento, desafiando a la Iglesia Católica y al mismo Benedicto XVI, quien hace pocos días estuvo predicando sobre la condena del aborto, las relaciones prematrimoniales, las bodas gay y el uso de anticonceptivos.
Recuerdo la palabras de Lula frente al Sumo Pontífice, y era que su postura contraria al tema del aborto. Rechazaba el aborto de cualquier tipo. Sin embargo, le recordó que esa era su opinión personal, mas no como jefe de Estado, y bajo esa etiqueta aseguró que su obligación era respaldar la decisión conjunta y abordar la temática como un asunto de salud pública. Siempre bajo la premisa de que el Estado brasileño era laico.
Brasil y Guatemala tienen algo muy en común: la desigualdad social. Guatemala está rozando los 13 millones, con un crecimiento poblacional de 2,6% anual y una incidencia de adolescentes embarazadas alarmante. Brasil, está por arribar a los 190 millones de habitanes, y los medios de comunicación revelan que la deserción estudiantil por maternidad precoz es cada vez más frecuente.
Lula desafió a la misma Conferencia Episcopal, quienes le pedían prudencia en abordar el tema. Y con una camapaña publicitaria de grandes proporciones, lanzará al mercado 50 millones de preservativos al año a un precio minúsculo de 0.40 centésimas de real.
También venderán con el mismo descuento 4 millones de ampollas inyectables de anticonceptivos que se distribuirán en 10 mil puntos de venta por todo el país. En total, el Gobierno invertirá 100 millones de reales (casi 400 millones de quetzales).
Veremos en unos años cuál será el resultado de este aventurado proyecto y el grado de aceptación que tendrá en las familias brasileñas.
Comentarios
Información como ésta es conocida por muchas personas que, sin embargo, continúan tratando a la sexualidad como si no fuera algo tan natural, pues aún la susurran y jamás se discute, ni en ocasiones “propicias” cuando el hijo o la hija ya está en la preadolescencia o la adolescencia, mucho menos como un tema de sobremesa cualquiera, como lo puede ser el fut bol o la novela.
Cabalmente, cuando se estaba en la discusión de la aprobación de la Ley de Acceso Universal y Equitativo a los Servicios de Planificación Familiar (qué nombre!), como vos decís hubo una polémica, que a mi parecer de inusual nada tiene. Más bien creo que es tan tradicional que la sociedad machista y conservadora guatemalteca, se oponga a que las personas estén bien informadas, y más cuando se toca un tema “tabú”, como la sexualidad.
Y a pesar de la información que se tiene sobre embarazos a temprana edad, en esa “disputa”, se mencionó escasamente la educación sexual dirigida a adolescentes, bueno, digo que se aludió a ese asunto muy poco, claro está, públicamente; a través de los medios de comunicación. Y sí, la Ley de Acceso… fue aprobada y supuestamente asegura un rubro específico para los anticonceptivos dentro del presupuesto del Ministerio de Salud, habrá que ver sí esa asignación es trasladada, ejecutada y efectiva.
P.D.: no siempre hablo (escribo) tanto.