Smashing Pumpkins: la emoción hecha música
Escrito por Juan Miguel Revilla
Fotos Eswin Quiñónez
Por más que uno haya presenciado multitud de actuaciones, haya visto a sus ídolos en directo, haya cantado acompañado de 10.000 personas los temas mil veces tarareados en soledad, siempre existe la posibilidad de emocionarse cuando asiste a un concierto. A medida que pasa el tiempo, esta posibilidad se hace más remota, pero gracias a Dios, hay bandas que nunca defraudan.
Ésas eran las reflexiones de este cronista tras el concierto de The Smashing Pumpkins anoche en la Plaza de Toros de Las Ventas, de Madrid. Billy Corgan y compañía nos regalaron una actuación plena de emociones; desde las mariposas de luz del escenario a las intros de piano, todo acompañaba a la personalísima voz de Corgan y los potentes tambores de Jimmy Chamberlin, uno de los mejores baterías del mundo.
Abrieron Smashing con temas de su próximo disco ‘Zeitgeist’, para seguir con los clásicos. ‘Tonight, tonight’, ‘Bullet with butterflies wings’, ‘Today’… canciones míticas en la memoria sentimental de los presentes, que coreaban al son de la guitarra de Corgan y la batería de Chamberlin, con una cohesión casi perfecta entre la música, las luces y los coros del público. Emocionaba mirar hacia arriba y ver miles de puntos de luz en los abarrotados tendidos de Las Ventas; mecheros, linternas y pantallas de móviles para acompañar la ejecución de ‘To Sheila’ que nos mecía entre sus acordes.
En su hora y tres cuartos de actuación en el escenario del PepeWorld Festival, a Billy Corgan le dio tiempo incluso a tomar una guitarra española, homenaje a la casa, e interpretar ‘Thirty-Three’, del ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’.
Sus predecesores en escena, The Killers, decepcionaron. Llegaban con vitola de estrellas del new wave-pop, y se quedaron en lo segundo. Canciones blanditas y poco originales que, no obstante, sirvieron para satisfacer a la legión de fans de los de Las Vegas. Es lo que tiene arrastrar a un público incondicional. Su pop para la masa triunfó, pero difícilmente pasarán a la historia de los genios de la música.
Más inspirados estuvieron los británicos Kasabian. Con el histriónico Tom Meighan al frente, destilaron una docena de temas de estilos variados, pero unidos por la intensidad de su sonido. Incluso sacaron a un clarinetista al escenario para acompañarles.
Pero el público esperaba a The Smashing Pumpkins, y no salió decepcionado. Al final, cerraron con un bis, ‘To Forgive’, y nos fuimos a casa con el corazón encogido y una sonrisa melancólica en los labios, felices de que los de Chicago hayan vuelto a reunirse.
Ésas eran las reflexiones de este cronista tras el concierto de The Smashing Pumpkins anoche en la Plaza de Toros de Las Ventas, de Madrid. Billy Corgan y compañía nos regalaron una actuación plena de emociones; desde las mariposas de luz del escenario a las intros de piano, todo acompañaba a la personalísima voz de Corgan y los potentes tambores de Jimmy Chamberlin, uno de los mejores baterías del mundo.
Abrieron Smashing con temas de su próximo disco ‘Zeitgeist’, para seguir con los clásicos. ‘Tonight, tonight’, ‘Bullet with butterflies wings’, ‘Today’… canciones míticas en la memoria sentimental de los presentes, que coreaban al son de la guitarra de Corgan y la batería de Chamberlin, con una cohesión casi perfecta entre la música, las luces y los coros del público. Emocionaba mirar hacia arriba y ver miles de puntos de luz en los abarrotados tendidos de Las Ventas; mecheros, linternas y pantallas de móviles para acompañar la ejecución de ‘To Sheila’ que nos mecía entre sus acordes.
En su hora y tres cuartos de actuación en el escenario del PepeWorld Festival, a Billy Corgan le dio tiempo incluso a tomar una guitarra española, homenaje a la casa, e interpretar ‘Thirty-Three’, del ‘Mellon Collie and the Infinite Sadness’.
Sus predecesores en escena, The Killers, decepcionaron. Llegaban con vitola de estrellas del new wave-pop, y se quedaron en lo segundo. Canciones blanditas y poco originales que, no obstante, sirvieron para satisfacer a la legión de fans de los de Las Vegas. Es lo que tiene arrastrar a un público incondicional. Su pop para la masa triunfó, pero difícilmente pasarán a la historia de los genios de la música.
Más inspirados estuvieron los británicos Kasabian. Con el histriónico Tom Meighan al frente, destilaron una docena de temas de estilos variados, pero unidos por la intensidad de su sonido. Incluso sacaron a un clarinetista al escenario para acompañarles.
Pero el público esperaba a The Smashing Pumpkins, y no salió decepcionado. Al final, cerraron con un bis, ‘To Forgive’, y nos fuimos a casa con el corazón encogido y una sonrisa melancólica en los labios, felices de que los de Chicago hayan vuelto a reunirse.
Comentarios
Al final de su concierto en Las ventas no quedaba ni la mitad de gente que con los Killers.