Radiografía de la semana mayor
Bien. Llega la Semana Santa. El púrpura nuevamente se apodera de las calles guatemaltecas. El aroma a incienso y a arrepentimiento forman un enorme anda que es transportado por los fieles en una ceremoniosa procesión que acapara la atención de la mayoría de católicos. Es un descanso. Descansan los motores de las grandes industrias. Descansan los chóferes y le bajan revoluciones a sus moribundas camionetas evitando morir por un quetzal de pasaje. Conviven en las enormes filas de tráfico, ayudantes, ancianos, madres y niños chillones. Chamuzquean en las calles los patojos en jornadas maratónicas dejando la tarea para el Domingo de Ramos (porqué no, todos lo hicimos). Descansan los colegios. Se duerme más de lo normal. Se viaja y se conocen nuevas personas. Los sancarlistas tratan de quitarse la goma del Viernes de Dolores. No hay bancos funcionando y se relajan los ánimos de los aquellos que perdieron sus quetzales, -aunque, seamos honestos, el dinero no está perdido, simplemente cambió