Pasa cuando sucede
René Aceituno vive en la colonia El Chato, a 17 kilómetros del centro. Nunca, a sus 35 años, había escuchando un estruendo tan pavoroso. "Sentí que la tierra tembló", dice aún con sorpresa el vecino que se aprestaba a comerse unos huevos revueltos en compañía de su hijo, justo en el momento que la pipa escupió fuego. La reacción inmediata de René fue de abalanzarse sobre su hijo y esconderse bajo la mesa. Minutos después se animó a salir y se reunió con los vecinos que ya se enfilaban a la carretera para descubrir lo que había pasado. Desde la entrada de esa colonia se veía cómo el fuego y el humo negro se apoderaba del sector. Varias motobombas a prisa llegaban para intentar apagar ese infierno originado por una fuga de gas. "Ya lo veíamos venir", confesó Antonio, un hombre de 65 años, 14 de ellos los lleva viviendo por el lugar, y argumenta que siempre temió que un evento similar pasara, pues, como él mismo dice, "tanto cilindro de gas, cerca de tanta gente,