En la chatarra que nos movemos
El transporte en Guatemala es un caso excepcional. Es un reflejo claro de cómo estamos como país. Si se tomase el tiempo para entrevistar a cada uno de los usuarios, sin duda, ninguno respondería en favor del sistema de transporte. ¿Y por qué? Por la simple razón que es un sistema que ya no funciona. Ha colapsado. Basta tan sólo con reenumerar los principales problemas que padece el régimen que se hace cargo de un servicio tan esencial para el guatemalteco. -Alzas constantes en la tarifa: Desde el momento que se otorgaron las concesiones a las empresas que hoy controlan el monstruo de rojo, el precio de los boletos es la amenaza constante para doblegar al usuario y al mismo Estado. - Contaminación ambiental: Gracias a esas unidades que caminan sólo porque la gasolina es milagrosa, todas paredes del país -y el Centro Histórico, sobretodo-- es un manto negro provocado por el humo de las camionetas. - Deterioro de las unidades: Los usuarios abordan unidades, no sin antes elevar una plega