Retomando el ritmo

Luego de este pequeño paréntesis motivado por últimos compromisos académicos y profesionales con la beca que me trajo a España, resucito este blog que dejé olvidado hace algunos días. Creo que me faltan muchas cosas por contar, algunas anécdotas gráficas de viajes y cosas por el estilo.
Algo que destacar de mis últimos días en Madrid, es que estamos al borde de transitar en un infirerno. El calor es cada vez más intenso y desesperante. Ya algunos españoles nos habían advertido de esta sensación climática. Según los últimos reportes estamo rayando los cuarenta grados. Las piscinas de los residenciales se alborotan y las ropas son cada vez más cortas (talvez lo único bueno del calor, si es que le buscamos el lado positivo).
Se acerca la fecha de mi vuelo de retorno y en estos días que estaré divagando y vagando, o para ponerlo de forma decente, haciendo turismo local, dedicaré tiempo para actualizar esta bitácora.
Iniciaré con resucitar viejas anécdotas de viajes e historias gráficas que vayan saliendo por el camino.
Qué rápido pasa el tiempo. Recuerdo cuando caí en esta ciudad, con los termómetros a cero grados y el equipaje lleno de incertidumbre, o peor aún, sin la mayor certeza de qué haría exactamente en estas páramos europeos.
Confieso que sabía muy poco de lo que se bregaba en este lado del Atlántico. Los cables noticiosos de las agencias muchas veces llegan con la metódica forma de trasgredir informaciones o con la manía de los periodistas de adulterar más de lo debido la información. Al menos sabía el nombre de los presidentes de las potencias europeas, sus capitales, y una que otra noticia relevante coyuntural. Pero poco sabía de su gente, sus costumbres, sus vidas cotidianas, las crispaciones mediáticas a las que son sometidos, o simplemente la rutina diaria de un europeo promedio.
En fin, faltas muchas historias. Cortas o largas y tendidas. Lo importante son los recuerdos que están todavía vivos. Que seguirán Aonde quer que eu va. Nos vemos luego.

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