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Mostrando las entradas de marzo, 2013

Cama 275

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Cama y sábana del Seguro Social en la zona 9. (Foto tomada del archivo de elPeriódico ) En el  hospital, el tiempo no transcurre igual. Por momentos, se detiene. A veces, también mete el acelerador y camina sin dejar rastro. En el hospital, la Muerte aguarda paciente en las sillas de los pasillos. Pide suero para aguantar despierta la noche y bebe café hecho en las viejas cafeteras industriales que producen litros de líquido que sirve para amortiguar, como placebo, el dolor de los medicamentos que reciben los huéspedes habituales. En el hospital, no hay día, ni noche. La luz artificial confunde los débiles rayos que atraviesan las cortinas de las habitaciones. Esas viejas cortinas doradas por el polvo y decrépitas por el sol. Ventanas que son cuadros de luz, y nada más. En el hospital, no hay distinción. Quienes entran son despojados de sus ropas y asisten a los quirófanos desnudos. Con la mirada curtida por el dolor. Sin teléfonos inteligentes, ni relojes caros. Desnudos,

Señora rebosante

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Ahí estaba. Llena. Ni una butaca vacía. O quizá muy pocas vacías. Que yo recuerde pocas veces --o casi nunca-, he visto la sala Efraín Recinos del Teatro Nacional en todo su esplendor. La Gran Sala, como es conocida, tiene 2 mil 048 butacas especiales, dos palcos presidenciales de diez butacas cada uno. En la planta hay 910 butacas y en el primer balcón 572. En el segundo balcón hay 311. Hay balcones laterales, que según la página oficial, sirven para la acústica. Pues bien, todos asientos estaban ocupados y un enorme letrero en la entrada advirtiendo de la taquilla agotada. Era jueves y para respetar la puntualidad de los presentes, a las 20 horas inició el evento que inauguraba la temporada extraordinaria de la Orquesta Sinfónica Nacional. El público aplaude al finalizar la presentación. La excusa musical fue mayúscula: Los Beatles. Febrero, marzo. Son varias efemérides para celebrar al cuarteto de Liverpool, esa formación musical más famosa de todos los tiempos.  Y fueron