Señora rebosante

Ahí estaba. Llena. Ni una butaca vacía. O quizá muy pocas vacías. Que yo recuerde pocas veces --o casi nunca-, he visto la sala Efraín Recinos del Teatro Nacional en todo su esplendor. La Gran Sala, como es conocida, tiene 2 mil 048 butacas especiales, dos palcos presidenciales de diez butacas cada uno. En la planta hay 910 butacas y en el primer balcón 572. En el segundo balcón hay 311. Hay balcones laterales, que según la página oficial, sirven para la acústica.

Pues bien, todos asientos estaban ocupados y un enorme letrero en la entrada advirtiendo de la taquilla agotada. Era jueves y para respetar la puntualidad de los presentes, a las 20 horas inició el evento que inauguraba la temporada extraordinaria de la Orquesta Sinfónica Nacional.

El público aplaude al finalizar la presentación.



La excusa musical fue mayúscula: Los Beatles. Febrero, marzo. Son varias efemérides para celebrar al cuarteto de Liverpool, esa formación musical más famosa de todos los tiempos.  Y fueron Los Bichos, la banda guatemalteca homenaje a los británicos quienes se empeñaron en divulgar casi una veintena de temas de la larga lista de canciones frente a un teatro lleno y acompañados de la Sinfónica.



Lo mejor de todo es que repiten. El 10 de marzo y en el mismo lugar. Los Bichos y la Sinfónica Nacional. Combinación que, con una acústica diseñada por el recién fallecido Efraín Recinos, hacen que el teatro tenga vida y ofrezca un momento de esparcimiento cultural que es atípico en una realidad guatemalteca gastada por momentos pocos afortunados.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un español perfecto

Como en feria

Cuando vimos el mundo a través de ventanas