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Mostrando las entradas de enero, 2010

El guardián dejó su morada

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Uno de los mejores textos que he tenido frente a mí fue escrito por J.D. Salinger , de eso no tengo duda. Siempre pensé que no había nadie mejor que él. Aún lo pienso. En estos días, encontré una edición agradable y con las letras con el tamaño justo de su obra El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye -1951-), en donde narra las peripecias de Holden Caulfield, a quien siempre lo visualicé como uno de esos tíos malos a los que uno pretende llegar a ser. Hoy leo los periódicos en la Internet y me encuentro con esta triste noticia: su fallecimiento. Para mí Salinger es escritor pleno. El que escribe sin exponerse. Siempre protegió celosamente su privacidad. En los registros mediáticos únicamente se cuenta con una entrevista al The New York Times en 1974, y realizada vía telefónica. En ella, defendió energéticamente su derecho a conservar su vida privada. Odiaba las fotos y vivió muchos años alejado en una suerte de búnker en una pequeña comunidad de Nueva Hampshire, al nore

Alejar el pasado

Una linda canción de Frusciante. Oportuna. The Past Recedes And then the past recedes and I won't be involved The effort to be free Seems pointless from above You're looking down at me I'd rather stay below Than have you staring up at me It is nowhere I want to go Ay, this business of how long we try to stay alive Why to be here you first got to die so I gave it a try And what do you know Time was so long ago And things come back you see To where they don't belong and every drop of sea is the hole ocean I lied to the greatest thieves about anything and everything I'm a figure of forgotten speech I'm out of reach I can't play it safe But I'm might just in case I'm disguised as a reaching hand I'm a working man I don't understand why clockout come so slow everytime That's one line I stay right behind

Pelea

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Nunca he sido bueno para pelear. Y ahora que me lo preguntan, solo he estado en dos peleas. Una por acumulación de adrenalina y otra por mula. No estoy seguro si fue en primero o segundo básico. Eso no importa. Fue en un instituto solo de hombres, -solo con eso ya se imaginarán los problemas que se formaban-. Quizá era en segundo, porque ya había pasado de ser el niño acosado a ser un niño que podía acosar -aunque yo nunca lo hice, la verdad-. Tampoco recuerdo el nombre de mi instigador y quien me sirvió de contrincante es esa mi primera pelea. Lo cierto es que desde que iniciaron las clases la traía contra mí. El muy desgraciado. No era ni mucho más grande que yo, ni mucho más fuerte. Pero creo que encontró en mí su pendejito a quien joderle la vida. Lo había encontrado, lo acepto, pero llegó un punto en que la desesperación minó mi tolerancia y mis ánimos pacifistas y en un momento, que no recuerdo muy bien, le lancé un puñetazo. Para mi mala suerte, se hizo a un lado y logró esqui