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Mostrando las entradas de julio, 2007

Retomando el ritmo

Luego de este pequeño paréntesis motivado por últimos compromisos académicos y profesionales con la beca que me trajo a España, resucito este blog que dejé olvidado hace algunos días. Creo que me faltan muchas cosas por contar, algunas anécdotas gráficas de viajes y cosas por el estilo. Algo que destacar de mis últimos días en Madrid, es que estamos al borde de transitar en un infirerno. El calor es cada vez más intenso y desesperante. Ya algunos españoles nos habían advertido de esta sensación climática. Según los últimos reportes estamo rayando los cuarenta grados. Las piscinas de los residenciales se alborotan y las ropas son cada vez más cortas (talvez lo único bueno del calor, si es que le buscamos el lado positivo). Se acerca la fecha de mi vuelo de retorno y en estos días que estaré divagando y vagando, o para ponerlo de forma decente, haciendo turismo local, dedicaré tiempo para actualizar esta bitácora. Iniciaré con resucitar viejas anécdotas de viajes e historias gráficas que

Sexta promoción de balboas

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He aquí, los integrantes de la IV Promoción del Programa Balboa para Jóvenes Periodistas en el día de su graduación. Las anécdotas son muchas. Cada día, una historia. Cada compañero, una vida. Están a punto de expirar seis meses que, sin duda alguna, han marcado la vida de todos los que aterrizamos en el Aeropuerto de Barajas aquel gélido 1º de febrero. Hoy, con diploma en mano y con un ramillete de ideas nuevas junto al retrato de cada amistad conseguida, estamos a punto de volver. Unos más tarde que otros, pero con un común denominador: la nostalgia. En los últimos días me he sentido con una ansiedad inusual. Ni siquiera cuando supe que tenía que venir a España a pasar medio año fuera de mí país me provocó un amasijo de emociones que hoy comprimen el pecho. Siento cierta rara necesidad de devorarme unos chuchitos con guacamol, o quizá un atol de plátano bien caliente; ver el Volcán de Agua al final del horizonte que me encamina desde Llano Largo al Centro Histórico; también utilizar

¡Caramba, qué calor!

Uf. No había sentido tanto calor, seco y fatigante, como ahora. Hubo un tiempo que viví en Zacapa, al oriente de Guatemala, tenía, no recuerdo, algo como diez años y pasaba unas vacaciones de la escuela. Había mucho sol. Ducha tres veces al día y por las tardes a nadar. Siempre buscando la sombra de los tamarindos o peleando por las hamacas desocupadas. Dormir en los pisos de losa era de los más rico. Supe desde entonces que el calor no sería mi mejor aliado climático, por eso me sentí más identificado por la montaña, por el occidente, con ropas de algodón, gorros, bufandas y los vientos fríos. Ahora que lo veo, Guatemala tiene un clima privilegiado, si bien las barreras entre una estación y otra han desaparecido y quedado en el recuerdo, si es que alguna vez hubo, el otoño y la primavera. Yo ya solo identifico el verano y el invierno, el primero sinónimo de calor y el segundo de lluvias y huracanes. Pues decía eso del clima privilegiado, porque si bien tenemos ya dos estaciones genera

Un poco de un gran fabulista

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El fin de semana, alguien me recordó el nombre de Augusto Monterroso. Fue una broma que anexó su más célebre creación: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí", el cuento más breve y con la mayor cantidad de explicaciones dadas en la historia. Para hacer honor a la memoria de Tito Monterroso, transcribo algunas de sus fábulas que son siempre buenas recordarlas. LA OVEJA NEGRA En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en los sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. EL ESPEJO QUE NO PODÍA DORMIR Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban

Toros

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Seis horas de viaje. Amarrado al volante para evitar distracciones nocturnas por las carreteras castellanas y vascas. Los tripulantes del carro habían encontrado una posición cómoda dejándome conducir en un silencio que acompañado por el sonido del motor rozaba a la desesperación. Era viernes o sábado ya, no recuerdo bien. Sólo recuerdo que el periplo hacia Pamplona llevaba matices de sensaciones encontradas. No sé si era morbo por conocer, ver y oler el lado no difundido de los sanfermines o entender la razón de quienes se oponen al tratamiento dado a los toros en los encierros. Creo que al final era morbo. Venciendo el sueño y con más ganas que cansancio, llegamos al barrio San Juan de Pamplona o Iruña en euskera, capital de la Comunidad Autónoma de Navarra, donde cada año, por estas fechas se hace un multitudinario peregrinaje de jóvenes, en su mayoría, que acompañan a los locatarios en el honor a San Fermín de Amiens un misionero cristiano que fue decapitado a los 31 años de edad.

Por fin: hombre muerde perro

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El famoso aforismo periodístico de que una cosa es noticia cuando no es común, simbolizada en la famosa frase de "hombre muerde perro", se ha hecho realidad en China. Un hombre ha matado a mordiscos a un perro que estaba atacando a su mascota. Según cuenta el diario Yanzhao Cosmopolitan News, el hombre -un aldeano de nombre Geng- se despertó con los aullidos de su perro e intentó mantener al otro animal a distancia arrojándole sandías. El agricultor, entonces, se abalanzó finalmente sobre el perro, causándole la muerte tras clavarle los dientes en el cuello. "Los dos rodaron por el suelo y pelearon durante casi diez minutos", cuenta el periódico editado en la provincia de Hebei, en el norte del país. Geng se hizo cortes profundos en los brazos y tuvo que ser trasladado al hospital. Su mascota también sobrevivió a la contienda. Tomado del Periodista Digital

Soltar la mano

Una luz en mi vida se ha apagado. Se extinguió. Hay desafíos que el ser humano no está dispuesto o, en el peor de los casos, preparado para enfrentar. Uno de ellos es el adiós definitivo. Sobretodo cuando quien te lo dice, no te lo dice directamente, se va, así nomás, cumpliendo con el círculo temporal, soltando su mano de este mundo. A descansar.Asimilar la idea de desprenderse de alguien que se ama requiere de mucha paciencia, paciencia para acomodar los recuerdos en el anaquel de momentos irrepetibles. Aprender a llorar y reír mientras pasa todo ese proceso de reacomodo de vida. Después de la partida, sólo queda la mano agitándose hasta que la resignación nos haga continuar caminando.Una luz en mi vida se ha apagado. Se extinguió. Victoria, una mujer dura y testaruda de 90 -y-tantos años, capaz de amenizar una reunión de familia y acaparar el centro de atención con sólo sentarse en el sofá y platicar de sus vivencias, dijo adiós. Alguien que estuvo, vivió, caminó, lloró, parió, trab